Primero de tres textos sobre la Información Geográfica Voluntaria (IGV). En este primer artículo se introduce el tema y se presentan las definiciones del término. En el siguiente veremos qué se está haciendo y cómo se está haciendo mediante algunos ejemplos y finalmente se destacan las potencialidades y limitaciones.

El rápido crecimiento de las Tecnologías de la Información la Comunicación TIC ha irrumpido en todos los ámbitos y niveles sociales, a nivel global y a nivel local. Se están produciendo cambios que repercuten en los procesos y fenómenos sociales, en la forma que tenemos de vivir, pensar y hacer y, entre otros muchos cambios, estamos pasando de receptores pasivos de información a interaccionar con nuestros pares.

Así el uso masivo de la tecnología está aumentando considerablemente el interés y la utilización de información geográfica o geoespacial y una de sus consecuencias es que están cambiando los actores encargados de generar información georreferenciada. A los sectores público y privado, que tradicionalmente han elaborado este tipo de información se suman, cada vez con mayor importancia, muchas personas sin experiencia en información geográfica.

De un proceso de arriba a abajo y unidireccional, donde los centros oficiales productores de Información Geográfica (Agencias, Institutos, Universidades...) generaban la cartografía que utilizábamos el resto de la sociedad estamos pasando a un modelo donde «cualquiera» puede producir información geoespacial y generarla además desde su propia perspectiva o la de la  comunidad, añadiendo información normalmente no incluida en la cartografía oficial. Es decir (re)creando territorio, tal como lo entiende Paul Claval, añadiendo preocupaciones, intereses, vivencias comunes, o visibilizando colectivos marginados, por ejemplo.

Paul Claval en La geografía cultural (1995): «en la medida en que el recuerdo de las acciones colectivas se enlaza con los caprichos de la topografía, con las arquitecturas notables o con los monumentos creados para sostener la memoria de todos, el espacio se convierte en territorio».
Aunque esto es solo una parte, no toda la IGV es «activista» y de momento hoy en día la mayor parte de la información geográfica que generamos las personas de a pie es lo que podríamos llamar Información Geográfica Involuntaria, si esa información que generamos de forma pasiva y a regañadientes. Por ejemplo como cuando con nuestro celular o tablet vamos recopilando para las grandes corporaciones una enorme cantidad de datos espaciales (y privados) sin siquiera tener demasiada consciencia de que lo estamos haciendo.

Foto por ManuVV26

¿Que es la Información Geográfica voluntaria o colaborativa?

Pero empecemos por el principio, ¿que es la Información Geográfica voluntaria o colaborativa? Michael F. Goodchild fue el primero en usar y definir el término Volunteered Geographic Information VGI en 2007 en su artículo «Citizens as Voluntary Sensors: Spatial Data Infrastructure in the World of Web 2.0»  y para el, la IGV combina elementos de la Web 2.0, la inteligencia colectiva y la neogeografía.

Resumiendo podemos decir que es la información geográfica creada o recogida por voluntarios de forma organizada, no necesariamente especialistas y publicada on line. Normalmente con el fin de usarla en proyectos de bien común (sentido de comunidad) y en muchos casos con licencia libre de uso.

Puede recibir otros nombres como cartografía colaborativa, cartografía participativa, crowdsourcing (geoespacial), neogeografía, neocartografía, etc. que pueden tener matices diferentes, pero coinciden en lo esencial (que me perdonen los académicos).

Aunque al hablar de información geográfica inmediatamente pensamos en mapas, no toda la información geoespacial generada se traduce en mapas. Por ejemplo, pueden ser solo direcciones postales informando a través de Twitter de la ubicación de radares de tráfico, redadas policiales racistas o situaciones de riesgo en Twitter (EvitemosRadares, Brigadas Vecinales de Observación de Derechos Humanos, #SDR ) o por grupos de Whatsapp (CheckApp).

Podemos entender la IGV como una especialización del crowdsourcing o trabajo colaborativo y en estrecha relación con el software libre y los datos abiertos o de libre uso, formando parte de un circulo que va más allá de lo tecnológico. Personas usando herramientas y datos con una concepción de la sociedad basada en la ayuda mutua y la cooperación frente al dogma tan arraigado de supervivencia a través de ley del más fuerte y la lucha de todos contra todos.

El presente artículo forma parte de la ponencia presentada al Congreso Guatemalteco de Software Libre 2014 CGSOL y que por su extensión se ha dividido en tres partes

 

Diapositivas de la conferencia «La importancia de la Información Geográfica Voluntaria» presentada durante el Congreso Guatemalteco de Software Libre 2014 CGSOL, celebrado en noviembre de 2014